El abandono del taxi rural, otro golpe a la España vaciada

El taxi rural es un servicio fundamental en muchas zonas de la llamada “España vaciada”. No se trata solo de un medio de transporte, sino de una herramienta clave para garantizar la movilidad de quienes viven en pueblos pequeños y alejados de los grandes núcleos urbanos. Su existencia permite que muchas personas, especialmente mayores y sin acceso a un vehículo propio, puedan acudir a citas médicas, hacer la compra o simplemente mantener una vida social activa.

Uno de los principales valores del taxi rural es su capacidad de adaptación a las necesidades reales de la población. El servicio a demanda permite que los usuarios puedan contar con un medio de transporte cuando lo necesiten, sin depender de horarios fijos de autobuses que en muchos casos no existen o son insuficientes. Esta flexibilidad es clave para evitar el aislamiento de los habitantes de estas zonas y fomentar la permanencia en los pueblos. Sin un servicio de taxi adecuado, muchas personas se verían obligadas a abandonar sus localidades en busca de mejores conexiones, acelerando así el proceso de despoblación.

Además, el taxi rural no solo cubre una necesidad de movilidad, sino que genera empleo. Es una oportunidad laboral en lugares donde la oferta de trabajo es limitada. Cada taxista en un pueblo es un autónomo que contribuye a la economía local y presta un servicio esencial. Si desaparecen los taxistas rurales, la España vaciada lo será aún más, porque sin transporte, la vida en estos lugares se hace inviable.

A diferencia de los servicios de transporte urbano o de grandes plataformas privadas, los taxistas rurales no ofrecen botellas de agua ni lujos innecesarios, pero sí algo mucho más valioso: cercanía, trato personalizado y compromiso. Conocen a sus clientes, los llaman por su nombre y forman parte activa de la comunidad. Su labor va más allá de llevar pasajeros de un punto a otro; realizan una función social indispensable. Son quienes ayudan a los vecinos cuando tienen una urgencia, quienes garantizan que los mayores puedan llegar al médico o que un enfermo pueda compartir una ambulancia cuando la situación lo requiere. El taxi rural es mucho más que un servicio público, es un pilar de la vida rural.

Sin embargo, a pesar de su importancia, este servicio no siempre recibe el apoyo que merece. Las administraciones, como en el caso del Consejero OCTAVIO  LÓPEZ, parece ignorar la realidad del taxi rural, se olvida de él y de  las consecuencias de su desaparición. Si los taxistas rurales dejan de operar, ¿quién garantizará la movilidad en los pueblos? ¿Qué pasará con quienes dependen de este servicio? La respuesta es clara: sin taxi rural, la España vaciada quedará aún más aislada y desprotegida.

Es urgente que se reconozca el valor del taxi rural y se tomen medidas para garantizar su continuidad. No solo está en juego un servicio de transporte, sino la supervivencia de muchos pueblos y la calidad de vida de sus habitantes. Este Consejero de Fomento, Vivienda, Logística y Cohesión Territorial del Gobierno de Aragón  OCTAVIO LÓPEZ  ha dado un golpe bajo al taxi rural y  en vez  de impulsar el valor del transporte público que favorezca a los profesionales del taxi y garantice  un servicio de calidad, apuesta por otro tipo de transporte que para nada fija población y vertebra territorio. Señor OCTAVIO LÓPEZ ¿Qué SERÁ LO SIGUIENTE?